Esperar a que la libertad toque la puerta y no recibirla, es un error. Equilibrar entre el bien y el mal sin considerar la vida ajena, es un error. Pero morir insistentemente en un país donde predomina el vivo, es un verdadero truco. Que cante retruco quien tenga un ancho en la manga, porque no faltará quien a viva voz le ensordezca con un ¡Quiero vale cuatro!